La alegría de la maternidad: tener un bebé, incluso en diálisis
Solo unas pocas mujeres que reciben diálisis pueden tener un bebé. Los cálculos revelan que existen menos de mil casos en el mundo en los que una paciente que recibe diálisis ha dado a luz. Sin embargo, en el centro de cuidados renales de B. Braun de Oremburgo, Rusia, ha habido dos pacientes tratadas por el Dr. Alexander Seliutin que han sido madres. Una de ellas, Olga G., explica aquí su embarazo y el parto de su bebé.
Cuando era niña, padecí una inflamación de la pelvis renal que se convirtió en crónica. Cuando tenía 17 años, los médicos me diagnosticaron quistes renales y nefroesclerosis. Realicé todas las exploraciones y tratamientos que me recomendaron. En otras palabras, intenté que la enfermedad tuviera la mínima influencia posible en mi vida. Sin embargo, el diagnóstico final fue insuficiencia renal crónica.
Viviendo con insuficiencia renal
Fue inevitable seguir tratamientos adicionales y más ingresos en el hospital, pero continué viviendo con la mayor normalidad posible: estaba implicada en mi trabajo y tenía éxito; además, disfrutaba viajando. Pero mi preocupación llegó cuando los médicos me desaconsejaron quedarme embarazada: me dijeron que sería una carga demasiado pesada para mí, mis riñones eran demasiado débiles y dejarían de funcionar.
Embarazo y diálisis
Hubo un invierno en el que tuve dos resfriados graves que provocaron un empeoramiento notable de los valores de hemoglobina y creatinina. Poco después, descubrí que estaba embarazada. Tenía 36 años y decidí hacer todo lo posible para tener al bebé. A pesar de mis valores sanguíneos deficientes, me encontraba bastante bien, solo sufría algunas náuseas. Pero entonces los valores de mis riñones empeoraron. Fue el momento de empezar la diálisis. De todos modos, ese día tenía que llegar tarde o temprano, pero habría sido más tarde sin el embarazo. Debido a mi estado, tuve que pasar cuatro horas en la máquina y no solo tres veces a la semana, sino seis. Más tarde, pude volver a casa entre los tratamientos, pero por poco tiempo: el flujo sanguíneo que iba al bebé era demasiado bajo y tuve que ingresar de nuevo en el hospital.
Había una probabilidad elevada de que desarrollara un grave trastorno del embarazo. Pero tuve suerte... la fecha prevista se acercaba cada vez más. ¡La recta final! El bebé llegó de forma natural, aunque fue un mes antes de la fecha prevista.
Mis médicos y mi familia me brindaron un tremendo apoyo todo el tiempo que estuve embarazada. Les estoy muy agradecida, porque sin ellos nunca hubiera experimentado ese tan esperado momento de felicidad, el nacimiento de mi pequeño bebé. Este diciembre ya cumple tres años, y mi familia y yo esperamos este día especial y también la temporada de fiestas. Vamos a pasar la Navidad y el Año Nuevo juntos, con familiares y amigos disfrutando del ambiente mágico.